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12 de Mayo de 2022 | 12:47
Alquiler vehículos

Alquilar un vehículo con conductor para recibir clientes

Ser los orgullosos dueños de una empresa no es un camino fácil ni algo que podamos conseguir de la noche a la mañana. Habrá supuesto, en primer lugar, un riguroso estudio tanto interno como contextual; es decir, el tipo de negocio que deseamos crear, y los clientes potenciales que encontraremos a nuestro alrededor en el medio o plataforma donde trabajaremos principalmente, sea un barrio o el centro de una ciudad, sea el siempre prolífico internet. Después, habrá que sobrevivir a un primer año de consolidación siempre convulso para nuestras cuentas. En cualquier caso, hablemos ahora de uno de los principales factores que pueden suponer el auge o la caída de una empresa si no lo gestionamos con cuidado: el trato a nuestros clientes o colaboradores.

Parece una tontería, pero no lo es, y cada detalle cuenta e incide de manera clara sobre nuestra reputación empresarial. Algo como no dejar que un cliente que viene de fuera se busque la vida para llegar desde el aeropuerto a nuestra empresa, recurriendo en lugar de eso al servicio de alquiler de vehículos con conductor, causará una buena impresión. Este servicio es, de hecho, muy solicitado en general por empresas, ya que los principales dueños normalmente no disponen de tiempo efectivo y real para acudir ellos o ellas mismas a recoger a sus invitados laborales y actuar como excelentes anfitriones de manera directa. Pero alquilar un vehículo con conductor supone, en todos los sentidos, serlo de forma indirecta.

Por supuesto, este gesto de buena voluntad no puede quedarse ahí. Después de la reunión de trabajo o la comida de empresa organizada, que también debe saber agasajar a la persona que se une a cualquiera de ellas, el servicio de alquiler de coches con conductor deberá ser nuevamente tenido en cuenta para llevar a la persona directa al aeropuerto sin problemas añadidos de ninguna clase. Lo buen seguro es que, incluso aunque la reunión no haya ido del todo bien, el/la cliente/a haya experimentado suficiente satisfacción como para desear repetir otro encuentro, tal vez en esta ocasión más fructífero, y en cualquier caso siempre agradable, confortable y digno de recordar.