Howswho
26 de Octubre de 2021 | 12:47
Seguridad y Vigilancia

Cámaras de seguridad para la tranquilidad del hogar

Paz. Tranquilidad. Calma. Todos aspiramos a conseguir todas esas cosas, que en el fondo son lo mismo, y todos sabemos que solo hay un lugar en el mundo en el que podamos conseguirlas: el hogar. Pero ¿es así siempre? Puede que efectivamente lo sea en hogares que sean seguros, tanto por cómo y dónde estén ubicados, como por los refuerzos extra de los que dispongan. Otras veces, sin embargo, a lo mejor eso no basta; y aunque nos gustaría sentirnos relajados en nuestra propia casa, la idea de vivir a ras de la acera, por ejemplo, nos hace pensar que en cualquier momento puede entrar una persona a robar o hacernos daño.

Por eso, si en algún momento decidimos invertir en una cerradura extra, en rejas de protección para las ventanas o en la instalación de cámaras de seguridad, que nadie nos diga nunca que estamos siendo exagerados. Es por nuestra seguridad, pero ante todo es porque de esa manera conseguiremos sentir que nuestra vivienda es realmente un santuario. A fin de cuentas, ya es de por sí demasiado duro salir a la calle con mascarilla y recordar en cada momento que hay una pandemia vigente todavía y que nuestra salud física puede correr riesgos. En casa, podemos quitarnos la mascarilla, de modo que sería justo poder quitarnos cualquier otro tipo de miedo.

Las rejas y las cerraduras son una excelente idea sobre todo si también estamos dentro de casa, tal vez durmiendo. En cuanto a las cámaras de vigilancia analógicas, siempre podemos adquirir una y situarla justo en aquella zona que más vulnerable sea. Puede que solo una de las ventanas de nuestra casa dé a la calle, en cuyo caso es ahí donde deberíamos colocarla. Si no basta, siempre podemos comprarnos otra desde que podamos.

Porque, si algo positivo tienen las cámaras, desde las más tradicionales hasta las modernas cámaras IP, es que hay muchos modelos y muchos precios distintos disponibles en el mercado. Nosotros solo debemos tener en cuenta tanto nuestros ahorros o la capacidad adquisitiva real que tenemos, como nuestras necesidades de seguridad reales y concretas.