Howswho
7 de Octubre de 2019 | 12:27
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Cómo salvar el planeta cambiando nuestros hábitos

Septiembre es el mes del clima o, más concretamente, de la lucha por evitar el cambio climático. ¿Qué nos ha conducido a esta situación de emergencia y crisis? Fundamentalmente el sistema económico sobre el cual se sustentan las sociedades occidentales, que se erigen, por consecuencias históricas fundamentalmente, como las dueñas del planeta.

Este sistema económico se basa en un consumo masivo y desenfrenado de los recursos debido principalmente a intereses económicos de macroempresas y grandes potencias.

Pero el planeta, ya lo está demostrando, no puede sobrevivir a este consumo desenfrenado. Nos estamos comiendo el lugar en el que vivimos. Por eso existen estas concentraciones y manifestaciones a nivel global, ya que se trata de un problema de magnitudes catastróficas que nos afecta a todas y a todos.

Ahora bien, en este panorama, lo que nos preguntamos es lo siguiente: ¿qué podemos hacer a nivel individual para cambiar la situación? Antes de responder a esta pregunta es importante subrayar que nosotros, a nivel de individuos, tenemos mucha menos responsabilidad en la contaminación y la destrucción del planeta que una gran empresa.

hora bien, en este panorama, lo que nos preguntamos es lo siguiente: ¿qué podemos hacer a nivel individual para cambiar la situación? Antes de responder a esta pregunta es importante subrayar que nosotros, a nivel de individuos, tenemos mucha menos responsabilidad en la contaminación y la destrucción del planeta que una gran empresa.

Pero siempre podemos hacer algo, y ese algo tiene que ver con el cambio en nuestros hábitos de consumo. Puede que necesitemos recurrir a créditos urgentes de WannaCash.es para comprarnos una bicicleta, por ejemplo, y tal vez tardemos un poco más en llegar al trabajo si vamos en ella y aparcamos para siempre nuestro coche. Pero el planeta lo agradecerá.

También es posible que, de vez en cuando, sea necesario usar créditos sin nómina para adaptarnos a productos alimenticios vegetarianos o veganos, al menos hasta que nos adaptemos a nuestra nueva dieta y encontremos una manera equilibrada de financiarla. Pero el planeta lo agradecerá.

No nos engañemos: cambiar nuestros hábitos de consumo no es fácil, no puede ser un paseo.

Si lo es, tal vez deberíamos preguntarnos si lo que estamos haciendo es realmente radical, es decir, un cambio de raíz en nuestras costumbres, o una mera reforma superficial que no causa ningún tipo de impacto en nuestro hogar planetario. Nuestro compromiso con el cambio tiene que ser en serio.