Howswho
30 de Enero de 2019 | 10:39
Gastronomía

Disfrutando de una cena en Pamplona.

Pamplona es un lugar maravilloso. Toda la ciudad, capital de Navarra, huele a norte, a lluvia y a nieve en los días más fríos. También exuda un aroma tradicional, el de las ciudades antiguas, legados todas ellas de un patrimonio cultural que merece la pena conservar. Las ciudades más urbanas son bonitas y excitantes, sobre todo cuando lo que apetece ver es tecnología y arquitectura moderna. Sin embargo, ciudades como Pamplona nos permiten perdernos no solo en otro entorno, sino también en otra época, y deleitarnos con el arte si es eso lo que más nos gusta cuando viajamos. Incluso podemos aderezar una jornada de ensueño con la gastronomía tradicional.

No obstante, tenemos que ser realistas: a la hora de viajar, no siempre se tiene dinero para acudir a restaurantes de gastronomía tradicional, o sencillamente puede que haya veces que apetezca algo más mundano. Si almorzamos en un restaurante pamplonés antes de pasear por sus viejas calles, puede que por la noche tengamos ganas de comernos un kebab en Pamplona. Por suerte, son locales que no faltan en la ciudad, ni tampoco pizzerías o hamburgueserías. Por otro lado, y tras una larga y fructífera jornada caminando sin descanso, también es posible que lo que más nos apetezca sea volver al hotel o al apartamento, darnos una ducha y pedir comida a domicilio. No solo podemos disfrutar de un delicioso kebab en un local físico, por suerte, sino que también tenemos la posibilidad de pedir un kebab a domicilio en Pamplona.

Esta es, sin duda, la elección idónea cuando se viaja con amigos o incluso en pareja, puesto que uno de los puntos fuertes de cualquier viaje es disponer de un espacio de intimidad para descansar de los largos días de turismo, conversar o sencillamente disfrutar de la mutua compañía. Pedir comida a domicilio en Pamplona es una posibilidad tan buena como cualquier otra, y además es perfectamente combinable con noches más dinámicas en las que tomemos la decisión de cenar en otro gran restaurante y tal vez irnos de copas. En Pamplona no faltan dos cosas importantes: belleza y opciones.