Hípica, mucho más que un deporte

En televisión, no solemos tener un acceso demasiado amplio a los denominados «deportes menores». Es decir, todos esos que, a grandes rasgos, no son fútbol, baloncesto o tenis, por mencionar tres de los más multitudinarios en la cultura española. Normalmente, la cobertura de los grandes eventos deportivos internacionales, como los juegos olímpicos o los mundiales específicos, es mayor durante su transcurso o en los canales de deportes habilitados para ello, sean públicos o de pago. Así, de cuando en cuando es hasta posible disfrutar, entre otros, de la hípica, un deporte que no solo es apasionante por la competición en sí misma y el grado de disciplina y preparación que conlleva, sino por la simbiosis entre humano y animal, en este caso el caballo.

De hecho, si vemos hípica en televisión aunque solo sea una vez, puede que lo siguiente que hagamos sea buscar una tienda de equitación online y, ya de paso, un lugar cerca de la ciudad en la que vivimos para empezar a practicar este deporte desde los niveles inferiores, ya que seríamos novatos. Lo cierto es que, si empezamos a montar a caballo, y más aún en condiciones deportivas, será muy difícil no enamorarnos del resultado y acabar adquiriendo todo el equipamiento básico necesario, como por ejemplo una de las muchas sillas de montar a caballo que siempre podremos encontrar en una de las tiendas antes señaladas. Además, la hípica puede practicarse prácticamente en cualquier época del año, si bien el verano, con el sol y las temperaturas cálidas al aire libre, resulta ideal.

Todo ello, claro está, siempre y cuando evitemos las horas de sol y nos hidratemos y, casi más importante todavía, mantengamos bien cuidado e hidratado al propio caballo. Una persona que no respete al animal que monta, que no lo trate con cariño y amor, respetando sus tiempos y sus necesidades, no merece si quiera ponerse a indagar en material de equitación. El respeto al animal es, tal vez, el mandamiento más esencial y la responsabilidad mayor en la equitación. Para muestra, todos esos jinetes profesionales que, con un poco de suerte, sí que podremos ver en la tele.