Howswho
21 de Diciembre de 2017 | 14:00
OPINIÓN

La belleza infantil de los pasteles industriales

 

Se dice que los niños son los mejores jueces, pues siempre dicen la verdad. Por eso, es conveniente contar con ellos; sobre todo para que juzguen sobre todos aquellos aspectos que suelen ser, por así decirlo, su territorio. Se acerca la Navidad, así que, uno de esos feudos es el de los juguetes. No importa que a usted le guste mucho esa muñeca Barbie para su hija o ese balón de fútbol para su hijo; al final, serán los pequeños quienes decidan si esos regalos son o no son divertidos. Además, los niños suelen estar libres de prejuicios e imposiciones de género, así que perfectamente la niña podría enamorarse del balón de fútbol y el niño, de la muñeca. En cualquier caso, los juguetes no son el único aspecto que pueden juzgar bien. También hay otro: los dulces y los pasteles.

 

A menudo, cuando hemos paseado por las calles de la capital y hemos visto los apetitosos escaparates de una bonita pastelería industrial de Madrid, hemos deseado volver a ser niños para poder probar todas esas delicias sin engordar. Porque el organismo de los más pequeños está preparado para consumir esa clase de calorías. Por eso, las tartas de cumpleaños y los pasteles son ideales para los niños. Bueno, por eso y por el tipo de arte que un repostero despliega a la hora de elaborar sus delicias. Las tartas de cumpleaños infantiles, las galletas y la bollería de las fábricas de pastelería suelen tener un toque barroco, colorido y mágico. Muchas, de hecho, pueden ser fieles representaciones de películas Disney o productos de ficción para niños muy conocidos.

 

En cualquier caso, el arte de un repostero va más allá de eso y también está capacitado para elaborar artísticas tartas de boda o pasteles para celebraciones adultas. En cualquier caso, la decoración dulce y comestible siempre nos hace regresar a la infancia, al menos en cierto modo. Quizás por eso nos encanten los roscones de Reyes, ver web, porque nos hace pensar en cuando éramos pequeños y disfrutábamos del sabor de este artesanal manjar con nuestros padres y nuestros abuelos. ¿No es bonita la repostería?