Las cámaras IP y su efectividad en espacios públicos
Cuando vamos a pasar el día a un centro comercial o sencillamente estudiamos durante horas en una biblioteca, nos sentimos normalmente seguros y relajados. Esto se debe, en parte, a que percibimos los sistemas de seguridad presentes en cada recinto aunque sea en segundo plano. No solo los humanos, como los guardias de seguridad, sino los tecnológicos, destacando en este sentido la videovigilancia. Porque, de hecho, los espacios grandes y públicos normalmente hacen uso de una nutrida y moderna red de cámaras de seguridad IP, punteras en el mercado de las cámaras de vigilancia en sí, ya que, entre otras muchas funcionalidades, hacen uso de la tecnología digital para funcionar en interconexión y propiciar así una seguridad visual mucho más eficiente.
No entraremos aquí y ahora en detalles sobre cómo funciona esta tecnología desde el punto de vista del desarrollo científico-tecnológico. Baste con decir que, si buscamos una manera efectiva de vigilar espacios que van a ser transitados por numerosas personas a diario, y si además esos espacios se localizan en ciudades, ya de por sí grandes y muy pobladas, no encontraremos alternativa mejor. Así, las cámaras IP en Madridse presentan como la mejor opción cualitativa tanto en los lugares públicos arriba mencionados como en otros análogos o de similares características, como los archivos, los edificios administrativos, las estaciones de transporte público y muchos más ejemplos que no cabrían en una lista somera.
Nada de todo lo expresado pretende aseverar que la única alternativa actual, moderna y práctica en cuestiones de videovigilancia sean los modelos IP. No podemos dejar de mencionar en este punto las también efectivas cámaras CCTV o, en locales más pequeños y modestos de menor tránsito de personas, las análogas, que todavía cumplen a la perfección con su función básica de seguridad. Podríamos establecer una comparación con las ya comunes y corrientes mascarillas de protección frente al COVID-19 durante la pandemia: las FFP2 son las mejores, pero, en según qué circunstancias, las higiénicas son también adecuadas y útiles. Al final todas las cámaras de seguridad, como todas las mascarillas homologadas creadas para prevenir contagios, cumplen con su función en todos los ámbitos.