Howswho
13 de Enero de 2022 | 13:55
Empresas

Las sillas salvaescaleras en los espacios públicos

En nuestro país, desde hace algún tiempo existe una legislación vigente en relación con la accesibilidad de personas que presentan algún tipo de discapacidad, sea sensorial, visual, cognitiva o motriz. Puede que el último caso, al que pertenecen las personas con movilidad reducida, sea uno de los más visibles, ya que existen ascensores homologados en tamaño para albergar sillas de ruedas, rampas de acceso, baños adaptados, etc. Sabiendo eso, podríamos pensar que estas personas ya disponen de todo lo necesario para vivir una vida plena y, por definición, accesible. Pero lo cierto es que, si atendemos a las sillas salvaescaleras, vemos que ello no es del todo cierto. Y, por otro lado y muy importante ¿Sabemos los precios de salvaescaleras?

Cada vez hay más, eso es verdad. Seguramente recordemos haber visto como mínimo una en algún edificio, normalmente de viviendas, ya que el ámbito privado parece ser el preferido para la instalación de salvaescaleras. Esto se debe, en parte, a que los ascensores son el recurso de movilidad vertical, es decir, de planta en planta, en cualquier edificio de ámbito público. A fin de cuentas, los elevadores de los grandes supermercados, de los centros comerciales, de las bibliotecas o de otro tipo de grandes superficies, comerciales o no, administrativas o no, suelen ser muy amplios y espaciosos, lo bastante para no necesitar una de estas sillas. Eso sin mencionar las rampas mecánicas, más comunes, de todos los ejemplos expuestos, en los centros comerciales.

Pero no podemos negar la realidad actual, que impone una serie de dificultades. La pandemia de la COVID-19, todavía vigente y en alza por culpa de la variante ómicron, imposibilita el uso completo del aforo de los ascensores. Por supuesto, en la teoría son las personas con movilidad reducida quienes tienen total prioridad de uso, pero en la práctica sabemos que no siempre es así.

Por eso, ¿es ambiciosa la posibilidad de instalar una, o al menos unas cuantas, sillas mecánicas como complemento de movilidad en espacios públicos? ¿Tan complicado sería incluir en los presupuestos los precios de salvaescaleras, nunca demasiado elevados y normalmente acordes a su rentabilidad y uso futuros? Parece evidente que la única respuesta es no.