Las sillas salvaescaleras y otras necesidades de accesibilidad
En España, la cuestión de la accesibilidad ya es un objetivo social vital, como demuestra la legislación vigente. Una de las que más ha conseguido evolucionar en los últimos años es aquella que se relaciona con la movilidad reducida y el desplazamiento en silla de ruedas. Para muchos de nosotros es común encontrar rampas de acceso, ascensores homologados y sillas salvaescaleras en edificios públicos y privados, de igual modo que la accesibilidad es ya un requisito indispensable en el diseño arquitectónico.
Pero hay otras, como las cognitivas o las sensoriales, como la ceguera y la sordera, con las que todavía se podría hacer más. En el primer caso, ya empieza a haber un nutrido grupo de personas trabajando en la investigación de la lectura fácil, por ejemplo; y si bien cada vez hay más audiolibros, o material audiovisual con subtítulos para personas ciegas y sordas respectivamente; en cuestiones de urbanismo, es importante impulsar, en la medida de lo posible, la construcción de los pavimentos podotáctiles o los espacios públicos adaptados al uso de audífonos por parte de muchas personas, es decir, a la neutralidad de sonidos ambientales.
Incluso en la mencionada accesibilidad arquitectónica todavía hay mucho que mejorar. Antes hemos mencionado las salvaescaleras y, en efecto, son un recurso de movilidad vertical que hacen que la vida de muchas personas sea más fácil. Y, sin embargo, todavía hay edificios de viviendas, incuso edificios sin ascensor, que no disponen de al menos una en sus instalaciones interiores, y parece que los edificios de uso público se conforman con el uso de elevadores.
Pero estas sillas mecánicas deberían ser consideradas una opción de movilidad complementaria igual de importante. Además, si investigamos en internet precios de salvaescaleras, veremos que, además de muchos modelos prácticos, son asequibles y pueden incluirse hasta en presupuestos modestos.
En fin, podríamos seguir hablando de otras muchas cuestiones, como el uso de mascarillas transparentes y accesibles para que personas sordas puedan leer los labios, una cuestión muy señalada desde que empezó la pandemia del coronavirus. La cuestión es que la accesibilidad es muy necesaria en todos los ámbitos sociales.